Uno puede decir: "No soy responsable de sentirme mal cuando alguien me grita o de sentirme desesperado cuando la gente me hace esperar".
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Sin embargo, existe una delgada línea entre los sentimientos inmediatos y las acciones emocionales.
Según la física, es bastante exacto decir que no somos responsables de sentir que nos gusta algo o no (algún tipo de alimento por ejemplo). Siempre que recibimos un estímulo a través de cualquiera de nuestros cinco sentidos, las neuronas envían información al sistema límbico en nuestro cerebro, que se encarga de procesar las respuestas emocionales y las sensaciones agradables o dolorosas. Nuestro juicio inmediato es que algo es bueno, malo o neutral. Justo después de haber emitido este veredicto, la información se pasa al Neocórtex, la parte analítica y racional del cerebro. Esto muestra que a veces experimentamos sentimientos sobre algo (como atracción o rechazo) y "reaccionamos" antes de racionalizarlo porque el estímulo aún no ha llegado a nuestro Neocortex.
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Sin embargo, cuando se refiere a acciones emocionales, el escenario cambia un poco. Son el resultado de algunas conexiones complejas entre nuestras neuronas llamadas sinapsis, que son descargas eléctricas que transmiten la información de una neurona a otra para que el cerebro pueda dar instrucciones a nuestro cuerpo físico para responder.
Por ejemplo: cada vez que tu esposo te dice "mujer loca", tu te enojas y dos de tus neuronas hacen una descarga eléctrica que te da instrucciones para que tu piel se contraiga, tu cuerpo se tense y tu boca se abra para gritarle.
Lo sorprendente es que se ha demostrado que nuestras neuronas crean familiaridad entre ellas. Hacen fuertes conexiones neurológicas, y cada vez que reaccionan a algo específico repetidamente, estas conexiones se vuelven cada vez más fuertes. Esto significa que si experimentas enojo cada vez que tu esposo te llama "loca", tus neuronas se acercarán. Cuanto más a menudo esto suceda, es más probable que las neuronas reaccionen más rápido y más fácilmente causando que erupcione casi instantáneamente.
Impactante, ¿verdad? Bueno, no se detiene ahí.
Si te das cuenta de que te estás enojando antes de que realmente "reacciones" a tu emoción, y eliges mantener la calma y no gritar ... ¡las conexiones neurológicas entre tus neuronas comienzan a debilitarse! Esto significa que con el tiempo les resultará mucho más fácil reaccionar de una manera no agresiva y "lo dejará ir" más rápido. La capacidad cerebral de reemplazar las conexiones antiguas por otras nuevas es lo que la neurociencia llama "plasticidad neuronal".
Al identificar estos factores desencadenantes y controlar tus reacciones, también estarás en el camino para controlar tus emociones. Entonces, la pregunta es cómo podemos identificar nuestras emociones antes de actuar. Una de las respuestas es: mientras meditamos.
La meditación consiste en (y no solo en) relajar nuestra mente y nuestro cuerpo. Cada vez que meditamos, prestamos especial atención a nuestros sentimientos y pensamientos a medida que surgen, y poco a poco podemos hacer lo mismo en nuestra vida diaria normal, no solo mientras meditamos.
¿Somos responsables de nuestros sentimientos inmediatos? No lo somos. ¿Somos responsables de nuestras acciones emocionales? Sí, lo somos.
Físicamente, la meditación puede ayudarnos a tener emociones más positivas y a construir nuestro propio mapa de red neuronal, lo que significa que definitivamente somos responsables de cambiar la mayoría de nuestras "reacciones" en "acciones".
Acerca del autor
Andrea Pieck es parte de la familia Xinalani. Le gusta escribir, el yoga, viajar y pasar tiempo con amigos y familia.